Después que cante el gallo.
Quièn, que haya leído un poco la escritura desconoce la famosa escena en donde Cristo le dice a Pedro que antes que el gallo cante, él le negarà como su Señor y Maestro (Mateo 26:24). Pero, pocos reflexionamos en el hecho que a nosotros también nos pasa. Todos tenemos un “agujòn” diría el apóstol Pablo en sus propias palabras, y ese aguijòn nos persigue por toda la vida (lo hemos experimentado en carne propia y visto en el pròjimo). Es quizás la batalla más grande que todos tenemos, pues como lo hemos dicho en otras ocasiones, por fuera todos nos vemos bien bañaditos, peinaditos y bien vestidos, pero si alguien tuviera visión de rayos x, vería realmente si por dentro estamos igual de arregladitos o nos veríamos como indigentes. Estemos conscientes… todos tendríamos que temer que el gallo cante. Selah. Señor; Danos un honesto celo por tu casa.