Todos los caminos llevan a Roma… pero no a Cristo.

 


 

La fastuosidad del Imperio Romano, su tamaño o extensiòn territorial, sus avances en instituciones, cultura y tecnología le llevaron por cientos de años a gobernar el mundo. Precisamente por sus logros en ingeniería, los romanos construyeron tantas carreteras y caminos (400 para ser exactos, muchísimos para hace casi 3 milenios) que llegó a acuñarse una frase que aún se menciona: “Todos los caminos conducen a Roma”.  Lastimosamente, la religión ha querido acuñar èsta misma frase para consentir con todo ser humano y hacerle creer que está siguiendo los pasos necesarios para llegar a Dios. Tristemente NO es así. Cristo, el Mesìas, el Hijo de Dios hecho hombre dijo: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA (Juan 14:6). Pregunta ¿A quién hemos de creerle, a la religión o a Dios? Solamente con una relación personal, ìntima y continua con Cristo podremos algún día conocer el rostro de nuestro Padre Celestial, no hay otro camino por antiguo que parezca.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

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