No se dice… se demuestra.
En el medio espiritual es muy común escuchar a personas que
dicen amar a Dios por sobre todo; lo mencionan a cada momento; dicen que todo
lo que hacen es por él y para él, pero, lastimosamente en la práctica uno ve
que la situación es solamente de palabra pero no de obra (razón por la cuál no
pocos nos hemos retirado de las cuatro paredes a las que creen llamar iglesia, Hechos
17:24), no así, de la presencia del Señor clamando por su promesa que sea él
mismo nuestro maestro (Jeremìas 31:31-34). Analice usted: No las mira madrugar
para estar un poco de tiempo con el Señor antes de salir para sus actividades,
pero sì esperan que el Señor se las bendiga y prospere; toda la vida llegan
tarde o hay necesidad de estarlas literalmente “arriando” para que estén
puntuales a cualquier tipo de reunión aún las del Señor; no las ve fieles
cumpliendo sus obligaciones, otros las hacen por ellos; y, menos, estar
dispuestas a dar un poco más de lo que les corresponde dar; cuando las miran
los hombres están dispuestas a todo para ser vistas, pero cuando no, entonces
no. Una paràbola muy ilustrativa la diò Cristo: “Un hijo dijo sì voy, pero no
fue; mientras el otro dijo no voy, pero fue” (Mateo 21:30). Nos decía la
abuela: “El amor no se dice… se muestra mijo”. En otras palabras el amor no se
anda divulgando se demuestra con hechos. Selah.
Señor: Danos un honesto celo por tu casa.
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