Yo soy el que borro tus pecados.


Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Isaìas 43:1). Y luego en el mismo contexto le dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (verso 25). Ahora, explicamos, Dios eligió a un pueblo gentil para hacerlo o convertirlo en SU pueblo (Josuè 24:2). En otras palabras, ni Abraham, ni sus descendientes nacieron en la tierra de Israel (Erets Israel) pues nacieron en Mesopotamia (Adame Mesopotamia). Luego, al venir Cristo les dijo: “Tengo otras ovejas que no son de èste redil, y voy por ellas” (Juan 10:16), esos somos nosotros los que no nacimos en Israel ni tenemos descendencia israelita. Así què, Dios elegiò a un pueblo que no era su pueblo para que fuera SU pueblo, y allí, ìbamos incluidos los que más tarde reconoceríamos su Señorìo sobre nuestras vidas (Juan 3:16-19). Por lo tanto, la promesa de perdonar nuestros pecados y NUNCA más acordarse de ellos también corre para nosotros, lo que NO implica que la libertad la convirtamos en libertinaje. Selah.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa. 

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