Muchos, pero muchos años antes.


 

Si estudiamos la cronologìa del pueblo de Dios a través de las escrituras, podremos comprobar que Josè, el hijo de Jacob estuvo sobre la tierra alrededor del año 2,200 despuès de Adàn, o sea, 1,800 antes de Cristo. Y podremos comprobar también que Moisès lo estuvo: 2,600 despuès de Adàn, o, 1,400 aproximadamente antes de Cristo. Esto nos explica con mucha claridad el hecho que los mandamientos le fueron dados a Moisès en el Sinaì, 400 años después de muerto Josè. Refirièndose a la vida de Josè, la pregunta entonces es: ¿Còmo supo Josè, que NO podía acostarse con una mujer casada, si ese mandamiento no había sido dado, por decirlo de alguna manera, en público al mundo? La razón sigue siendo la misma de ese tiempo para el actual: “Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jeremìas 17:5). Y, aunque también es un pacto hecho muchos años después de Josè (alrededor de 1,400 años para ser exactos), Dios dice por medio de Jeremìas: “Yo serè vuestro maestro, no necesitaràn que otro hermano enseñe a su hermano” (Jeremìas 31:1 y 31-36). Recordemos que para Dios el TIEMPO no existe, existe solamente para el hombre. Dios es el YO SOY (en presente). Josè tenía una relación personal con Dios, por eso supo lo que era correcto o incorrecto, no necesitò que nadie se lo mostrara, nosotros tampoco lo necesitamos (Romanos 10:8).

Señor: Danos un honesto celo por tu casa 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La obesidad espiritual.

El anticristo está entre nosotros.

Cuando Dios te tira al ruedo.