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Mostrando las entradas de abril, 2025

Los arbustos se convierten en árboles.

  Si se deja una era sin trabajar, más temprano que tarde le saldrán arbustos, y, si esos arbustos no se arrancan o se podan, entonces se convierten literalmente en árboles. Esa es una paràbola natural que el Señor Jesùs nos dejó para que entendamos que el pecado hace “exactamente” lo mismo en nosotros. Caìn no matò a Abel de un día para el otro, su pecado naciò como un arbusto: Primero, decayó su semblante (Gènesis 4:5); segundo, se ensañò contra su hermano (verso 6); tercero, ideò la manera de desparecerlo (verso 8); y por último lo asesinò (verso 8 final), sì, un arbusto que como no se podò entonces fue creciendo hasta convertirse en un árbol, que, lastimosamente en èste caso fue un árbol de maldad. De la misma forma, un árbol bueno llega a serlo si se le cuida. Acaso un ejemplo clásico lo vemos en la gratitud de Abigail, esposa de Nabal, que la convirtió de ser una mujer sojuzgada y menospreciada por un marido necio a una de las esposas del rey (1ª Samuel 25:39). Meditemos....

Dura palabra es èsta.

  Estamos posicionados en un mundo en el cuál, quienes luchamos por caminar por los senderos que tienen espinas somos considerados locos, bien lo había dicho ya el apóstol (1ª Corintios 1:18). De tal forma que todos los que están en el mundo, y muchas veces también nosotros los creyentes, mejor nos metemos en los senderos más fáciles para llegar a nuestro destino, o, en su defecto, alcanzar la meta tan deseada. Cristo, luego del famoso Sermòn del Monte, se dirige a sus discípulos y les dice: “Dad de comer a las multitudes, pero para esto, deben comer mi carne y beber mi sangre (lo que significaba: ustedes deben vivir como yo vivo Juan 6:53; y tomen su cruz y síganme Mateo 16:24). Lo entendieron tan bien quienes le escucharon y le seguían que, por ello, muchos se retiraron de su lado y expresaron: “Dura palabra es èsta” y jamás anduvieron más con él (Juan 6:60 y 66). ¿Nos pasarà lo mismo?  Oremos y clamemos porque no, porque dura palabra es èsta. Meditemos   Señor:...

Y entonces exclamò: ¿Por què me has desamparado?

  En su momento màs oscuro Cristo le clamò al Padre: ¿Por què me has desamparado? (Mateo 27:46). ¿Cuàntas veces en nuestro caminar del creyente no hemos creido lo mismo nosotros? ¿En cuàntos momentos difíciles de la vida, entiéndase desprecios, abandonos, despedidas extremas, fallecimientos, etc. no hemos sentido que Dios nos abandonò? Sin embargo, con el tiempo o fuera de tiempo llegamos a comprender que no solamente era necesario que viviéramos ese momento sino que su final era para bien personal o de varias personas. “Vuestros pensamientos no son mis pensamientos; ni vuestros caminos son mis caminos” dijo Dios (Isaìas 55:8). Nunca llegaremos a conocer lo suficiente a nuestro Padre celestial, ni mucho menos a entenderlo, sin embargo, si confiamos en èl, siempre nuestro destino será un destino feliz y agradable. Tenemos todo el derecho humano de sentir que podemos exclamar: ¿Por què me has abandonado? Pero eso, no significa que sea asì, pues Cristo ciertamente murió, PERO resuci...

El problema de ser enseñado por mercaderes.

  ¿Còmo aprende uno matemáticas? Con maestros de matemáticas. ¿Còmo aprende uno pintura? Con maestros de pintura. Etc. Y, siempre, en la medida de nuestras posibilidades buscamos a los mejores. Eso exactamente nos sucede cuando del camino espiritual se trata. Todos queremos conocer a Cristo màs y màs, y para eso buscamos, al inicio de nuestras caminatas, a quienes creemos los mejores. Definitivamente hacemos bien al buscar esos recursos en ESE tiempo, pero, pasados los años no debiéramos olvidar las palabras del escritor: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenèis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios” (Hebreos 5:12). Ahora bien, ciertamente que necesitamos tutores, pero pidamos a Dios que nos de discernimiento para saber con quién, pues de lo contrario estaremos frente a un mercader, que nos enseñarà a mercadear el evangelio, en lugar de practicarlo (Mateo 10:8). Y, tiempo después, el apóstol P...

Saulo, Saulo ¿Por què me persigues?

    En Mateo 7:21 leemos: “No todo el que me dice Señor, Señor entrarà al reino de los cielos”. La pregunta es: ¿Quièn en el mundo le dice Señor a Dios? Respuesta NADIE. Lo que nos lleva a una conclusión: “Hay personas en lo que nosotros conocemos como Iglesia, Sinagoga, Congregaciòn, Templo, etc. que NO son creyentes, que están entre nosotros pero no son de nosotros dijo el apóstol Juan en su primera epìstola 2:19.   Nos narra el apóstol Mateo en el capítulo 7, que muchas personas hasta harán milagros en el nombre de Jesùs, pero aùn asì, NO son parte del pueblo de Dios. Esto nos lleva a que tenemos que ser muy cuidadosos de nuestra relación personal con Dios, pues de lo contrario podemos estar metidos en el “grupo” de Dios pero no ser del “grupo” de Dios. En la conversión del apóstol Pablo lo vemos. El perseguia a los creyentes creyéndose èl un creyente (èl mismo lo explica en Filipenses 3). Y ¿Còmo se diò cuenta que NO lo era de verdad? HASTA cuando Dios mismo le di...

Dios hace todo mejor que nosotros.

    ¿Cuàntas veces hemos orado y resulta que no vemos respuesta a nuestras oraciones? Y, pensamos: ¿Serà que lo que yo pido no es tan importante para èl, como lo que otros piden? ¿Serà por mi pecado que no me responde? Ninguna de esas hipótesis es correcta, escrito está: “Porque los pensamientos de Dios son màs altos que los pensamientos del hombre, y son para hacernos bien” (Jeremìas 29:11). Lo comprobamos cuando Cristo a propósito, llega tarde a la casa de Marìa, Marta y Làzaro, para “hacer tiempo a que èste último muera”, imagínese usted, hacer tiempo para que èste muriera (Juan 11:6). ¿Por què lo hizo? Las escrituras nos responden pues cuando le vieron llegar muchos dijeron despectivamente: ¿No podía èste, hacer que Làzaro no muriera, Juan 11:37?   Pero, como dijo Jeremìas, los pensamientos de Dios eran màs altos que los de los judíos, pues Cristo hizo algo màs grande: Resucitarlo, lo mismo quiere hacer con nosotros… algo más grande (Juan 11:43). Señor: Danos un...

Nuestro eterno temor infundado a la muerte

    Desde niños, cuando escuchamos la palabra muerte… nos golpea, nos ofende, nos da hasta miedo. Quizàs en nuestro medio latinoamericano el miedo a la muerte es mayor, por la idiosincrasia de nuestra educación infantil, muchas veces se nos dice para “corregirnos” de nuestras travesuras: ¡Te vas a morir!   Pero bien, el punto es el siguiente, cuando estudiamos las escrituras nos damos cuenta que la muerte tan sólo es una parte de la vida. ¿Còmo asì preguntamos? Cristo nos lo explica con la paràbola de Làzaro y el rico en Lucas 16, en donde vemos un diálogo entre lo que nosotros consideramos “muertos”, y, sin embargo, miran, oyen, sienten, hablan y razonan. En otras palabras ya no tienen cuerpo fìsico pero siguen vivos. El escritor de Hebreos nos explica lo siguiente: “Està ESTABLECIDO que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Preguntamos: ¿Còmo es posible juzgar a un muerto?   Solamente hay una posibilidad, que ese muerto ya no tenga cuer...

Cree usted ¿que lo dejarían entrar?

  En un mundo de puras apariencias, en donde el pan de cada día, como dijo alguna vez el rey Salomòn: “Todo es vanidad de vanidades” (Eclesiastès 12:8). Y, en donde “la excusa y la justificación para esa vanidad” es: “Para el Señor, lo mejor”. Y abusando de tal pensamiento muchos de los que nos hemos parado o se paran tras un pùlpito, insultan la imagen del Cristo y del Bautista con ostentosas vestimentas, preguntamos: ¿Dejarìan subirse a ese pùlpito a un hombre mal vestido, con el cabello marchito, con apariencia famélica, desconocido por todos o al menos por muchos, no recomendado por ninguno? Sin temor a equivocarnos diríamos que ¡NO, y siempre no!. Y, si ese fuera el caso… Nos estarìamos perdiendo que Juan el Bautista nos enseñara las maravillas de preparar el camino para el Redentor (Marcos 1:6-8). El que entendió, entendió.   Señor: Danos un honesto celo por tu casa.  

El camino del Señor… está preparado.

  Ocho siglos antes que Cristo naciera, un profeta en Israel decía: “Voz que clama en el desierto, preparad el camino a Jehovà” (Isaìas 40:3). Y, 30 años después del nacimiento de Cristo, un hombre, llamado Juan y apodado el Bautista, empieza a proclamar en Israel que el Hijo del Hombre está entre los humanos. Lo hace evidente y lo señala el día què, sabiendo que no es digno de hacerlo, lo bautiza en las aguas del Jordàn (Mateo 3:14). Pero la lección que hoy queremos enfatizar es la siguiente: “Juan, vivió una vida tan ejemplar, que en alguna ocasión muchos estudiosos de los rollos antiguos le creyeron ser el Mesìas tan esperado” (Juan 1:20). ¿Quièn iba a pensar que un hombre al que la generalidad lo podría señalar como un “indigente” por su apariencia (viviendo en el desierto sin casa, vestido con una simple piel de camello, y, de alguna forma con apariencia de desnutrido pues solamente comìa langostas y miel), pudiera ser confundido con el Mesìas (Marcos 1:6). Màs, no siendo èl...

Cuidado con los religiosos.

    Cristo es observado y perseguido por Roma… por instancia de los “religiosos” (Mateo 25:3-4); Quienes conspiraron para el asesinato de Cristo… fueron los “religiosos” (Mateo 27:1). Quienes acusaron falsamente a Cristo ante Roma y ante el pueblo… fueron los “religiosos” (Mateo 27:12). Quienes buscaron un traidor para tomar prisionero a Cristo… fueron los “religiosos” (Lucas 22:2-3). Quienes incitaron al pueblo para que Cristo fuera crucificado… fueron los “religiosos” (Marcos 15:1 y 21). Quienes después de la muerte de Cristo, solicitaron guardias para que el cuerpo de Cristo estuviera seguro en la sepultura y no falsearan su resurrección… fueron los “religiosos” (Juan 11:49-53 y Mateo 27:62-64). Quienes se negaron a reconocer que Jesùs era el Cristo, el Mesìas, el Hijo de Dios… fueron los “religiosos” (Juan 19:21). ¿A quienes dirigió el sermón más duro Cristo durante su ministerio?… A los “religiosos” (Mateo 23 completo). ¡Horrible verdad y más horrible aùn es que volve...

Quiero que mi casa esté llena

    Cristo les cuenta a los discípulos una paràbola, la de la invitación a una cena, narra que fueron muchos los invitados pero que todos se excusaron, entonces él le dice a su “siervo”: Ve por los caminos y fuèrzalos a entrar porque quiero que mi casa esté llena (Lucas 14:23). Si, por misericordia conocemos a un Dios tan bueno, que sin que nosotros le conozcamos, él nos invita a llegar a su casa a comer “gratis”. ¿En dónde está el truco por parte de èl? ¿En dónde está la desconfianza por parte nuestra? Con respecto a él, no hay truco, es un amor tan grande que no alcanzaríamos a entender nunca. Y, con respecto a nosotros, la desconfianza es porque comparamos las dàdivas de Dios con las que damos nosotros los hombres, quienes casi siempre tenemos intereses ocultos tras lo que hacemos o damos. Si lográramos entender que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, entonces podríamos confiar como niños en sus palabras (Nùmeros 23:19). Amèn. ...

Volverà a suceder.

    El pueblo de Israel sale de la cautividad de Egipto después de pasar   aproximadamente 400 años sin una sola palabra de Dios (Éxodo 12:40). Luego vemos que vuelve a suceder ese mismo periodo de tiempo al pueblo, pues desde el ministerio de Malaquìas en el 420 AC hasta Cristo, pasan otra vez aproximadamente 400 años de silencio de Dios. En otro sentido vemos que Sara era estéril (Gènesis 11:30); luego que Rebeca era estéril (Gènesis 25:21); y que Raquel era estéril (Gènesis 29:31), y sin embargo Dios hizo el mismo milagro en las tres mujeres para que parieran hijos. Dios es un Dios de milagros e impredecible ciertamente, pero, él nos deja señales para que podemos acrecentar nuestra fe en él. Por eso, permite que algunas acciones en la vida del ser humano sean repetitivas, veamos: “Hace dos mil años Cristo anduvo sobre la faz de la tierra, los religiosos no lo reconocieron y mucho menos lo entendieron” (Juan 7:15-16). Y ese patròn se volverà a repetir, por ello, se ...

El poder de los sueños.

  En el año que tomaron a Cristo prisionero gobernaba la provincia de Judea un tal Poncio Pilato, gobernador que se ha hecho famoso durante las eras, porque pudiendo salvar a Cristo lo entregó a la muerte. ¿Quièn no conoce esa historia y ese nombre? Pero, hubo una mujer de quien la historia no menciona ni siquiera su nombre, se llamò Claudia Pròcula y era la esposa de Poncio Pilato. ¿Por què es importante ella? Porque nos narran las escrituras que tuvo un sueño, el cuál Poncio Pilato ignorò, y por ignorarlo cambió el rumbo de la historia. “No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de Él” envió a decirle a su esposo (Mateo 27:19). Pero Poncio Pilato no la escuchò y el sueño, como venìa de Dios, tuvo consecuencias. Dios nos puede hablar por medio de su palabra (Romanos 1:17, texto que convenció a Martìn Lutero para hacer la Reforma); por medio de personas, como cuando Pedro predicò (Hechos 2:41); y, hasta por medio de sueños, como cuando ...

SU reino no es de èste mundo.

  Cristo ha sido tomado prisionero, y lo primero que hacen con él los soldados y los “religiosos” es llevarlo al Pretorio (Sede de los principales jefes religiosos), en donde al frente estaban Anàs y Caifàs (Juan 18:1). ¿No le parece curioso que siendo un prisionero de Roma, en lugar de llevarlo a una cárcel romana lo lleven al centro de gobierno de los religiosos? ¿Por què?   La respuesta es sencilla: La acusación contra Cristo era una “conspiración” y por lo tanto NO HABÌAN PRUEBAS. Y, ¿còmo probamos eso? Mire lo que dice Mateo 26:59: “Los principales sacerdotes, los ancianos y TODO el Pretorio buscaba testigos FALSOS contra Jesùs, para condenarlo”. ¿Vemos lo curioso del caso?   NO fue el pueblo, las ovejas, los seguidores de Cristo quienes buscaban matarlo… fueron los RELIGIOSOS, por eso es tan dañina la religión (no defiende la verdad sino un medio de vida). Y, ¿cuàl es la importancia de ello? Pues que volverà a suceder en estos últimos tiempos. Quienes primero ...

Todo tipo de peces.

    Cristo pide prestada su barca a Andrès y Pedro para predicar, luego de la enseñanza, les dice que echen la red y la respuesta del experto Pedro es: “Señor, toda la noche hemos echado la red y ha sido infructuoso” (Lucas 5:5). Sin embargo, en un acto de sumisa obediencia y con muy pobre fè, Pedro obedece, y dice la escritura què: “Encerraron GRAN cantidad de peces” (Juan 5:6). Pero, en referencia a la misma paràbola Mateo en 13:47 nos dice: “Que en esa red se recogen TODA clase de peces”. Esto nos enseña que la Iglesia verdadera del Señor está formada por diferente clase de personas, y que por lo tanto, tenemos què aceptarlas a todas. ¡Ojalà, y las personas que un día nos conocieron SIN el Señor, hoy puedan decir que CON el Señor nosotros somos de esa clase de peces que sirven para alimentar a otros!   Que después de 30, 40 ò más años de escuchar hablar del Señor, no seamos de esa clase de peces que no entran en la red. Selah. Señor: Danos un honesto celo por tu ...

Cuando Dios te tira al ruedo.

  Leemos en el libro de Job capítulo 1 y verso 8: “Y Jehovà dijo a Satanàs: ¿No has considerado a mi siervo Job?. Fuè allí, en donde Satanàs puso sus ojos en Job. Fue allí, en donde inició el calvario de Job, cuando a Satanàs se le diò permiso para tratar con Job, media ve, no tocara su vida (verso 12). Vemos en el largo relato de 42 capìtulos, que Job perdió todo lo que tenía y sufrió grandes penas SIN HABER COMETIDO PECADO ALGUNO. Conocemos a muchos creyentes que han estado o están en esas mismas condiciones. ¿Cuàl es la razón? ¿Injustica de Dios? ¿Gana de querer divertirse de Dios?. Por experiencias vìvidas en lo personal y por personas cercanas, podemos decir con autoridad lo siguiente: ¡NO!. Cuando a Cristo sus discípulos le preguntaron por la razón de que aquèl hombre era ciego, Cristo respondió: “Ni él ni sus padres pecaron… esto sucedió para que las obras de mi Padre se hagan manifiestas” (Juan 9). Comprendamos algo: Lo que ayer u hoy fue o es nuestro sufrimiento, pena, a...

Sed dignos de mì

    No podemos de ninguna manera comprar un lugar cerca de Dios por la eternidad, eso solamente se obtiene como un “regalo” de Dios, y ese regalo se consigue solamente “aceptando la sangre de Cristo como suficiente paga por nuestros pecados” (Juan 3:16-19). Muchas personas fuimos enseñadas que con buenas obras y dando dinero serìamos salvos, esa fue y sigue siendo una “gran mentira” de Satanàs (Hechos 8:20). La idea de comprar el cielo, de poder mover a los muertos de donde están, de poder interceder por ellos NO es bíblica, NO es espiritual, NO viene del corazón de Dios (Eclesiastès 9:5-6). Esa fue una idea que naciò de la “religión”. Al trono de Dios solamente nos acercamos por la sangre del Cordero de Dios, el sacrificio del Hijo de Dios en la cruz. Hacemos buenas obras y compartimos nuestros recursos con los necesitamos como una muestra que somos salvos… no para ser salvos. De lo contrario negaríamos el sacrificio de Cristo, y eso, más bien nos condenarìa. Cristo dijo:...

El anticristo está entre nosotros.

    A cualquier creyente que usted le diga: “El anticristo está entre nosotros en la iglesia”, si ha estado suficiente tiempo en una congregación lo tilda de hereje, ¡Nunca le va a creer!. Pero veamos, un día, dice la escritura, que se presentaron “los hijos de Dios” en el CIELO y entre ellos iba Satanàs; en otras palabras, Satanàs, no sólo estaba entre ellos sino aún frente al trono de Dios (Job 1:1). Recordemos algo, Cristo, siglos después de èsta escritura dijo: “que el trigo y la cizaña son muy parecidos… cuando están juntos”, y para eso “había que dejarlos crecer… JUNTOS”, hoy vemos con la lógica, que se referìa dentro de la congregaciòn (Mateo 13:30). Casi cincuenta años después de estas palabras de Cristo, el apóstol Juan, el amado del Señor nos escribió: “Hay muchos anticristos… SALIERON de nosotros, pero no eran de nosotros”, ¿de dónde salieron?... de la congregaciòn (1ª Juan 2:19). Por si fuera poco, el apóstol Pedro nos enseñò también: “El juicio comenzarà por l...

No lo conozco.

  El Señor ha sido tomado prisionero, es llevado al Sanedrìn (Consejo de sabios  religiosos que gobernaban en Judea), y Pedro está frente a la mirada de acusadores que le dicen que él también parece ser parte del grupo, y èste declara en voz alta: “No lo conozco” (Mateo 26:72). Analicemos: Uno, què pena que habiendo caminado con Cristo durante años una persona niegue conocer al Cristo (que no nos pase). Dos, es lamentable negar a Cristo luego de tantas manifestaciones que ha hecho en y para nosotros, pero hay una pena mucho màs importante, y mucho más delicada: “Que sea Cristo quien pudiera llegar a decir de nosotros lo mismo”. Vivamos, ya que decimos conocer a Cristo, de tal forma que estemos seguros que él no nos negarà; y luego, para que otros que no le conocen puedan llegar a desear conocerle al mirar nuestro testimonio de vida, a pesar què, estamos viviendo las mismas condiciones difíciles que ellos.   Señor: Danos un honesto celo por tu casa.