Y entonces exclamò: ¿Por què me has desamparado?
En su momento màs oscuro
Cristo le clamò al Padre: ¿Por què me has desamparado? (Mateo 27:46). ¿Cuàntas
veces en nuestro caminar del creyente no hemos creido lo mismo nosotros? ¿En
cuàntos momentos difíciles de la vida, entiéndase desprecios, abandonos, despedidas
extremas, fallecimientos, etc. no hemos sentido que Dios nos abandonò? Sin
embargo, con el tiempo o fuera de tiempo llegamos a comprender que no solamente
era necesario que viviéramos ese momento sino que su final era para bien
personal o de varias personas. “Vuestros pensamientos no son mis pensamientos;
ni vuestros caminos son mis caminos” dijo Dios (Isaìas 55:8). Nunca llegaremos
a conocer lo suficiente a nuestro Padre celestial, ni mucho menos a entenderlo,
sin embargo, si confiamos en èl, siempre nuestro destino será un destino feliz
y agradable. Tenemos todo el derecho humano de sentir que podemos exclamar:
¿Por què me has abandonado? Pero eso, no significa que sea asì, pues Cristo ciertamente
murió, PERO resucitò glorificado como una paràbola o ejemplo para nosotros. El
no nos ha abandonado ni lo hará. Selah.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
Comentarios
Publicar un comentario