Nuestro eterno temor infundado a la muerte

 


 

Desde niños, cuando escuchamos la palabra muerte… nos golpea, nos ofende, nos da hasta miedo. Quizàs en nuestro medio latinoamericano el miedo a la muerte es mayor, por la idiosincrasia de nuestra educación infantil, muchas veces se nos dice para “corregirnos” de nuestras travesuras: ¡Te vas a morir!  Pero bien, el punto es el siguiente, cuando estudiamos las escrituras nos damos cuenta que la muerte tan sólo es una parte de la vida. ¿Còmo asì preguntamos? Cristo nos lo explica con la paràbola de Làzaro y el rico en Lucas 16, en donde vemos un diálogo entre lo que nosotros consideramos “muertos”, y, sin embargo, miran, oyen, sienten, hablan y razonan. En otras palabras ya no tienen cuerpo fìsico pero siguen vivos. El escritor de Hebreos nos explica lo siguiente: “Està ESTABLECIDO que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Preguntamos: ¿Còmo es posible juzgar a un muerto?  Solamente hay una posibilidad, que ese muerto ya no tenga cuerpo pero siga vivo. Acaso, y tan sólo decimos acaso, esa sea la Gran Nube de testigos de Hebreos 12:1.Selah.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa

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