Còmo escaparàn del juicio del infierno.
Estas duras palabras fueron
expresadas por Cristo, pero no en contra del pueblo sino en contra de los
“religiosos” (Mateo 23:33). Es curioso que cualquier persona creería que ser un
religioso nos lleva al cielo, pero en palabras y juicios de nuestro Señor
Jesucristo es todo lo contrario. Tanto en los tiempos de él como ahora, la
religiosidad está muy pero muy lejos de agradar el corazón de Dios. Tanto hace
dos mil años como ahora los “religiosos” predican una vida pero llevan otra.
Con razón cuando Cristo está frente a ellos y frente a una multitud le dice al
pueblo acerca de los religiosos: “Hagan lo que ellos DICEN, pero no hagan lo
que ellos HACEN” (Mateo 23:3). La religiosidad está llena de tradiciones; ritos
y normas impuestas por los hombres, què, en la gran mayoría de ocasiones están
no solamente en contra de la lógica y la naturaleza sino en contra de las
verdaderas leyes de Dios. Damos dos ejemplos: “No es bueno que el hombre esté
sólo” (celibato) (Gènesis 2:18); “No llames inmundo lo que YO he santificado”
(no comer carne en ciertas épocas) (Hechos 10:15)… el que entendió, entendió.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
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