Acàn, Judas… Giezi Simòn
Acàn, un descendiente de la
Tribu de Judà (Josuè 7:1), desobedece a Dios tomando un ìdolo (manto), dinero y
oro de los babilònicos (Josuè 7:20). Judas, muy probablemente descendiente de
la Tribu de Judà, por el nombre Iscariote (derivado de Keriot-Judà), vende a su
Señor por 30 monedas de plata (Zacarìas 11:12 y Mateo 26:15). Y, què decir del
siervo de Eliseo, Giezi (gentil) que corrió tras Naamàn para pedir una
recompensa que Dios había dicho que no se recibiera (2ª Reyes 5:21-22); y, de Simòn,
el adivinador (otro gentil), quien les ofreciò dinero a los apòstoles Pedro y
Juan, para que le vendieran la unciòn que ellos tenían para hacer milagros y
luego sacar provecho (Hechos 8:18-19). Hoy,
la situación no ha cambiado nada o casi nada, estamos otra vez como en los
tiempos en los cuales apareció el Mesìas, la Casa de Oraciòn del Padre ha sido
convertida en prostìbulo, en mercado y sus fieles en mercaderìa por la avaricia
de MUCHOS. Hemos de decir que también esto estaba profetizado por otro apóstol
(2ª Pedro 2:2-3). Pero, falta analizar los corolarios, veamos: Acàn falleció
apedreado; Judas se suicidò; a Giezi le diò lepra; a Simòn le dijeron… tu
dinero perezca contigo. Pero la sentencia más drástica la dice el apóstol para
los mercaderes de hoy: “SOBRE LOS TALES… LA CONDENACIÒN NO SE TARDA, Y SU
PERDICIÒN NO SE DUERME” (2ª Pedro 2:3). El que entendió, entendió.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa
Tiempo oculto o de preparación
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