Mil años como un día.
El apóstol Pedro en su segunda
carta en el capítulo 2 y verso 8 nos dice: “Mas, oh amados, no
ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como
un día”. Con èsta idea en mente retrocedamos cuatro mil años, y veamos una
situación, Dios le dice a Adàn: “Pero del árbol del conocimiento del
bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás (Gènesis 2:7). Muchos pensamos a primera mano,
pero las escrituras nos siguen hablando que Adàn fue expulsado del paraíso el
mismo día que pecò; que inició una vida cotidiana fuera de allí; que tuvo
muchos hijos más, y que murió HASTA llegar a los 930 años, entonces cómo murió
ese dìa (Gènesis 5:5). Bueno, si aplicamos lo que el apóstol Pedro dijo, Adàn
realmente murió “ese” primer día de la historia, pues aún era parte de los primeros
mil años pues faltaban 70 para el segundo día, el segundo milenio. Asì, también
entendemos mejor al autor de Hebreos cuando nos dice que los “últimos días
iniciaron en el tiempo de Cristo”, en otras palabras los primeros mil años (un
día) de Cristo al año dos mil (segundo día) (Hebreos 1:1). No podemos
interpretar la Biblia bajo conceptos carnales, sino debemos hacerlo bajo
conceptos espirituales (Hermenèutica).
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
Comentarios
Publicar un comentario