Se diò… o lo provocamos.

 


 

Hay eventos y sucesos en la vida de todo ser humano que llegan a tocar la puerta, pero, hay otros que nosotros hacemos todo lo posible porque sucedan. A Job, los sucesos en la vida le llegaron, y eso, siendo un hombre justo y apreciado por Dios (Job 1:1-10). Pero hay otros que provocaron su ruina, ejemplos: Caìn, que matò premeditadamente a su hermano Abel… y resultó siendo aislado (Gènesis 4); Nabal, quien habiendo recibido favores de David, cuando fue su momento no tuvo gratitud… y quien perdió por eso su vida (1a. Samuel 25); y acaso el ejemplo más clásico, Judas, quien habiendo conocido y tratado personalmente a su Salvador, lo traicionò con todo conocimiento de causa… lo que le provocó la desesperación y muerte (Mateo 26). Los eventos en nuestras vidas como creyentes: ¿Se dan o los provocamos? Los resultados son los que hablan por nosotros, para que no tengamos que andar “justificándonos” delante de los demás.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

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