Noticias de Israel (Parte final)
¡Regocijaos
oh pueblo de Dios, sì regocijaos! Las promesas de Dios no son en vano, y aún
cuando tarden en llegar… llegan. Ahora, Febrero del año 313 de nuestra era, 243
años después de la destrucción de nuestro segundo templo y de la diàspora de
todo creyente, el Emperador Constantino convertido al cristianismo el año
pasado, ha emitido el que creemos será el histórico “Edicto de Milàn” en donde
decreta: “Libertad religiosa en todo el Imperio Romano, permitiendo a todos,
incluidos los cristianos, a practicar abiertamente la religión que deseen”. Es
más, tenemos conocimiento què, aunque tarde un poco en organizarse, él ha
convocado al “Segundo Concilio de la Historia” (recordemos que el primero lo
hicieron los apóstoles en Hechos 15), posiblemente a celebrarse en Nicea en
años futuros. Las escrituras nos indican que Dios no es hombre para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta (Nùmeros 23:19). Y, diez siglos
después de emitida la promesa, aunque no sea en su total cumplimiento la vemos:
“Porque asì ha dicho Jehovà, regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de
jùbilo a la cabeza de las naciones, porque Jehovà salva a su pueblo” (Jeremìas 31:1
y 7). Nota: Aquì hay un mensaje subliminal ¡El cristianismo NO pudo estar
expuesto por casi 250 años! Como dijo nuestro amigo italiano: “El que capisco,
capisco”.
Señor: Danos
un honesto celo por tu casa.
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