Es más difícil desaprender que aprender.

 


A muchas personas nos cuesta aprender algo, por ejemplo, en el colegio, la escuela o el instituto cuando un maestro enseña algo, hay alumnos que aprenden con sólo lo que él dice, pero habemos otros que si no vemos en la pizarra de enfrente una ilustración NO aprendemos. Ahora bien, el punto que queremos analizar hoy es otro, y es el hecho que cuando aprendemos algo que está incorrecto en lo espiritual ¡Cómo nos cuesta desaprenderlo!. Luego de cerca de 1,500 años que los judíos habían estado estudiando, aprendiendo y luchando por practicar la Ley de Moisès, viene un hombre que NO estudio en ningún instituto religioso de prestigio de la época (el templo, las sinagogas, las escuelas de Shamai y Hilliel por ejemplo), a decirles los mismos principios pero con otras palabras y lo rechazan (Mateo, capítulos 5,6,7). Y, aùn después de dos mil años, hay personas de ese linaje que no quieren desaprender lo aprendido. Roguemos a Dios que seamos moldeables o enseñables en sus palabras.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa   

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