Confiar en Dios o pelear con él.

 


 

Cada día que amanece y nos levantamos nos veremos con dificultades pequeñas o grandes, no importa si somos niños, jóvenes o adultos, es la vida desde que hubo pecado en el huerto del Edèn, pues la tierra que había sido creada con y por gracia fue maldecida por Dios (Gènesis 3:17). Este concepto, para iniciar, nos mata cualquier duda acerca de si una doctrina de paz, poder y prosperidad es verdadera: “Si DIOS dijo desde el principio que no iba ser asì, quién es el insensato hombre que pueda confirmar lo contrario”. Asì, el punto es el siguiente, en cada problema que se nos presente, estaremos en la bifurcación de dos caminos: O confiamos en Dios para ver cómo solucionamos las dificultades (Deuteronomio 28:1-2), o, nos peleamos con él y el resultado será catastròfico (Deuteronomio 28: 15-68). El que entendió, entendió.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La obesidad espiritual.

El anticristo está entre nosotros.

Cuando Dios te tira al ruedo.