Ni miente ni se arrepiente

 


 

En el transcurso de nuestros años en la vida vemos a personas inestables y engañadoras, que nos dan con una mano pero nos quitan con la otra. Somos humanos y tenemos el derecho o la oportunidad a cada momento de respaldar nuestras palabras y nuestros hechos, o, por el contrario, negarlos. El libro de Nùmeros en la porción 23:19 nos enseña: “Dios no es hombre, para que mienta,

Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”. Asì, podemos confiar plena y certeramente en nuestro Dios que lo que nos ofreció hacer lo hará; que no dejarà ni una jota ni una tilde sin cumplir en nosotros. Ahora bien, somos nosotros los que podemos atrasar esos eventos, esos hechos, esas promesas, etc. Pero por nuestra falta de obediencia a él, pues si le obedecemos, él lo hará. Quizàs uno de los casos más emblemáticos y repetitivos sea el de la vida de Jonàs, quien habiendo recibido una orden la tomó exactamente al contrario, pero al final, y con vergüenza la realizo (Jonas 4:11).

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

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