Ve… tòmate una fornicaria por esposa.

 


 

Cuando nos tomamos tiempo para leer los libros que casi nadie lee, podemos encontrar joyas escondidas como nos lo ofreció Dios (Isaìas 45:3). Es allí, en ese momento a solas con el Señor que nos muestra su amor, su gloria, su misericordia. Veamos por ejemplo cómo inicia el libro de Oseas: “Palabra de Jehovà” (Oseas 1:1) que vino a Oseas para decirle: “Ve y tòmate por esposa una mujer fornicaria (una prostituta) (Oseas 1:2 vea también 2:5). Pero si eso nos causa impresión, asombro o nos escandaliza, miremos lo que dice el verso 1 del capítulo 3: “Me dijo otra vez Jehovà: ¡Vè y àmala!”. A los ojos humanos es inconcebible que un Dios santo le diga a un “verdadero siervo” suyo… Vè, y toma a una prostituta por compañera, y por si fuera poco le ordena que la ame. Pero Dios nos aclara la situación y nos hace ver que es una paràbola: “Porque la tierra fornica (se prostituye) apartándose de Jehovà. En otras palabras, la prostituta, esa mujer fornicaria, esa mujer despreciable… somos nosotros, y Oseas, representa el amor inquebrantable e incondicional de Dios, acogiendo a personas que no tenemos nada más que ofrecer a no ser vergüenzas. Meditemos.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

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