No sólo hay que construir… también hay que reparar
Nos atrevemos a decir que
cualquier ser humano en condiciones normales, tiene sueños. Dichos sueños
pueden ser el llegar a tener una carrera profesional; una granja con
animalitos; una familia con cierta cantidad de hijos; o una casa con ciertas
características. Como sea, esos sueños son los que manejan los sentimientos y
las acciones de cada uno. Y, ¡Pobre de aquella persona que no tenga sueños! El
punto es el siguiente: Sea cual sea nuestro sueño, no solamente hay que
trabajar para construirlo… también hay tiempo en el cuál hay que reparar algo.
Pues bien, las escrituras nos muestran a un Cristo “seleccionando” personas
para realizar un sueño espiritual (Efesios 1:1-6). Pero, también nos habla que
no solamente los va a elegir para construir ese sueño sino que también en el
camino las tiene que reparar (Jeremìas 18:6). Para eso son las aflicciones que
nos dijo que habíamos de padecer (Juan 16:33).
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
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