Lo académico no te hace ser, necesariamente, un digno ejemplo.
Se conoce de personas en la historia que han alcanzado
grandes logros a nivel académico, pero, sus recorridos por la vida no los hacen
necesariamente unos ejemplos dignos de seguir. La década de 1960 a 1970 fue
algo que en términos espirituales podríamos llamar “catastróficos” para la
humanidad, y todo, apoyado por grandes figuras del profesionalismo. El rock se
convirtió en un símbolo para las juventudes que crecíamos en ese momento; la
droga se propagò de una manera exponencial; la rebeldìa humana inició su ya
largo camino existente hasta llegar a ser el libertinaje que hoy tenemos:
feminismo, “variedad de G-neros”; inmoralidad extrema, etc. Bien nos dijo el
apóstol Pablo hace dos mil años que uno de los signos de los últimos tiempos
era que serían “tiempos peligrosos” (2ª Timoteo 3:1). (Y volvemos a decirlo, NO
olvidemos que él viò el futuro cuando estuvo en el tercer cielo, 2ª Corintios
12:2), por lo que sabìa de lo que predicaba, escribía y hablaba. Muy
académicos, muy preparados, muy inteligentes podrán ser algunos personajes en
la vida (tanto hombres como mujeres), pero ESO no los hace buena influencia o
ejemplo para la humanidad, el Señor nos libre de ser parte de ese grupo.
Meditemos.
Señor: Danos un honesto celo por tu casa
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