El justo siempre lo verà.


 

Nos narra la historia de Abraham, que cuando Dios destruyò Sodoma y Gomorra y las otras tres ciudades de la llanura (Gènesis 19:25). Al día siguiente de la destrucción, Abraham subió a un monte en donde se podían ver las ciudades y viò aún el humo que salìa de ellas (Gènesis 19:25-26). Hay algo que nosotros los creyentes hemos de aprender, cuando una persona hace mal, hace daño intencionado, o comete un pecado con conocimiento de causa… y aún así, pareciera que prosperara, solamente nos toca esperar un poco y seremos testigos de su caída, màxime, si en ese proceso la persona ha menospreciado, se ha aprovechado, o hecho mal a otras. La palabra también nos dice que: “Antes de la caída viene la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18). Nunca seamos altivos por la posición o logros que podamos alcanzar, todo está en manos de Dios, y como dijo Job: “Jehovà diò, Jehovà quitò” (Job 1:21). Lo que alcanzamos nunca es por mèrito propio, es solamente porque Dios lo ha permitido. Meditemos.

 

 Señor: Danos un honesto celo por tu casa. 

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