Difìcil creer.
Difìcil creer que fuera profetizado que vendría un Mesìas
(Isaìas 11:1). Difìcil creer que nacerìa de una virgen (Isaìas 7:14). Difìcil
creer que haría grandes señales como nadie las había hecho (Marcos 3:22).
Difìcil creer que él mismo profetizara acerca de su muerte por cruz y su
resurrección al tercer día (Mateo 17:23). Sì, es muy difícil creer que el Hijo
de Dios se hiciera hombre y estuviera entre nosotros, y también, difìcil creer
que haya además una promesa dada para el mundo, que con tan sólo una confesión
sincera de fè en él se pueda ser salvo: “Todo aquèl que en él crea, será
salvo”, pues para eso fue enviado al mundo (Juan 3:16). No podemos culpar en
primera instancia a quienes no creen en él, pues como ya dijimos, es difícil
creer que tantos eventos estuvieran escritos desde hace casi 27 siglos y que se
cumplieran en él a cabalidad hace 20. Debemos estar agradecidos de recibir la
gracia para reconocerlo y aceptarlo, como ya dijimos, en primera instancia,
pues otros no han sido tan afortunados (Efesios 1:1-6). Eso nos debiera
impulsar a luchar por llevar una vida diferente a la que llevamos cuando no le
conocíamos. Meditemos.
Señor: Danos un honesto celo por tu casa.
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