A pesar de que está escrito.

 


 

Cam, le falta el respeto a su padre Noè cuando èste se emborracha con el licor de su propia viña. Entonces al enterarse Noè de la falta de su hijo menor le declara una “maldición” (es muy curioso, que al igual que a Caìn, NO se le “condenò” sino se le “maldijo”; maldecir es desearle que no le vaya bien; mientras que condenar singnifica una centencia). Pero dicha maldición no recaer sobre el propio Cam, sino sobre su hijo menor Canaàn, quien ni siquiera había nacido en ese momento (vea Gènesis 9:25 y 10:6). Ahora bien, años más tarde, en tiempos del profeta Ezequiel, Dios dicta una nueva ley: “El hijo no será castigado por los pecados del padre, ni el padre será castigado por los pecados del hijo” (Ezequiel 18:20 primera parte). Esa fue la razón por la cuál Canaàn sì sufrió la maldiciòn de su padre, porque en ese tiempo no había ley que dijera lo contrario. Hoy, es diferente la ley que nos rige: “Las personas perversas serán castigadas por su propia perversidad” (Ezequiel 18:20 parte final). Sin embargo, hemos de hacer notar como el título del mensaje lo dice: “que a pesar de que está escrito”, a toda persona nos duele más cuando el castigo de nuestras malas acciones no nos llega a nosotros sino a uno de los nuestros. Selah.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

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