Hasta que les tuvo que cerrar el templo. (Parte final)
¿Destruir (cerrar) las llamadas Iglesias? ¡Es una locura! Así pensábamos antes del 2020 y sucedió. No había congregación abierta en todo el mundo, y sin embargo, la VERDADERA iglesia del Señor estuvo sustentada en el desierto (las cuatro paredes de sus propias casas). Ahora, quienes eran solamente cristianos de nombre fueron expuestos y simplemente ya no buscan al Señor en ningún lugar, pero, quienes eran y siguen siendo la esencia de ella, madrugan para estar con Dios; leen las escrituras; estudian las escrituras; tienen empatìa con el necesitado, practican y no sólo predican el evangelio, etc. (se reúnan o no se reúnan en congregación alguna, sino sustentados en el desierto).
En otro sentido, recordamos un principio bìblico de la Hermenèutica:
“El principio es igual al fin”. La Iglesia inició con una unciòn del Espìritu
Santo y una dìaspora… y así terminarà (Apocalipsis 12:6). Y reiteramos lo que
se dijo en el principio de estos mensajes: “Creemos en los verdaderos ministros
y ministerios… pero NO son quienes sus rostros pretenden ser más famosos e
importantes que el de Cristo”. NADIE roba la gloria de Dios, por algo está
escrito: “Yo soy el SEÑOR ese es mi nombre; mi gloria a otro no daré” (Isaìas
42:8). Jehovà ya destruyò (cerrò) los templos en tiempos anteriores… y lo
volverà hacer debido a la necedad y ceguera de los mercaderes (Zacarìas 14:21).
Meditemos.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
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