Hasta que les tuvo que cerrar el templo. (Parte cuatro)
No solamente a quienes
confesaban que Jesùs era el Cristo sacaban de las sinagogas al principio de la
Iglesia, también al mismo Cristo le hicieron lo mismo (Lucas 4:1-11). Así, exhortaciòn
tras exhortación, señalamiento tras señalamiento, prueba tras prueba… los religiosos (descendientes del sacerdocio)
NO entendían lo torcido y chueco que andaban. Primero se atrevieron a complotar
para “asesinar” al Hijo de Dios que dejar sus prostituidas prácticas (Juan
11:50). Entonces Dios tuvo que tomar una decisión final: DESTRUIR EL TEMPLO y
DISPERSARLOS, lo que sucedió en el año 70 con Tito el emperador romano. Este
tema, no es para tomarlo a la ligera, pues hoy en día lastimosamente no son
pocos los que creyéndose descendientes de Aaròn USURPAN el santuario de Dios, y
otra vez, sì otra vez: “Estàn convirtiendo la casa de Dios en cueva de
ladrones”. Y todo apunta a que los templos otra vez serán destruidos (cerrados),
pues exhortación tras exhortación, señalamiento tras señalamiento, prueba tras
prueba, seguimos sin entender. ¿Qué destruir (cerrar) los templos suena
ridìculo? Pues vea lo que dice Apocalipsis 12:6: “Y la mujer huyò al DESIERTO,
para ser sustentada”. Preguntamos: ¿Què sinagoga, què templo, què congregación
están en el desierto? NINGUNA. Sòlo la presencia de Dios.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
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