A Cristo no hay que OFRECERLO… sino CODICIARLO.
Vemos en la televisión,
escuchamos por la radio, o en vivo, a lìderes que cuando terminan sus
respectivos sermones, hacen un LLAMADO al altar para que, si alguien no ha
entregado su corazón y su vida a Cristo, lo haga. No nos oponemos ni negamos
que el llamado de Cristo fue: “Id, y haced discípulos en mi nombre” (Mateo
28:19). Pero, a través de cuatro décadas y media de caminata, podemos decir con
bastante certeza: “Que a Cristo más que OFRECERLO… hay que CODICIARLO”. Tenemos
como prueba acerca de la anterior afirmación, el estado actual de la llamada
Iglesia, la cuál ya es un “Club Social” muy bien elaborado. Se hacen reuniones
para jóvenes; reuniones para matrimonios; reuniones para solteros; reuniones
para niños, etc. Pero, cuando vemos los resultados, todo se resume en
“actividades” para llenar una agenda (no hablemos del tema económico que ya es
un BOCHORNO mundial). Así, como una persona cuando desea una prenda de vestir,
un perfume, un aparato electrònico, un auto, etc. lo codicia y lucha hasta que
lo consigue y lo aprecia… Así debe ser nuestro primer encuentro y relación con
Cristo. CODICIABLE, de lo contrario seguiremos JUGANDO a Iglesia. El que
entendió, entendió.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
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