Me ofendieron o me ignoraron… perdieron la unciòn.

 


 

Por tiempo de tiempos hemos visto y oído a personas que cuando están en una congregación “están gozosas porque el cielo está sobre la tierra en ese lugar”… HASTA QUE, los ignoran, los ofenden, les exigen, no les dan reconocimiento, etc. porque en ESE momento la congregación “perdió la unciòn”. Y, què hacen, se van a otra, en donde SI está la verdad y la unciòn… HASTA QUÈ, la historia se repite. ¡Què dijo Dios! “Maldito, el hombre que confía en el hombre” (Jeremìas 17:5). Preguntamos: ¿Què parte NO hemos entendido de esa declaración o decreto de Dios, para seguir como esclavos en un lugar en donde él nos ha llamado a libertad?  (Jeremìas 17:5 y 31:1 31-34). Y alguien dirà, pero es que esas congregaciones son útiles porque allí conocí al Señor, allí me instruyen. NO lo negamos, pero el punto es también el siguiente: La ORDEN de Cristo fue “id y predicad el evangelio a toda criatura”. El centro de la lecciòn es: “Si ya estamos preparados, entonces vayamos a predicar, porque la UNICA limitación para no hacerlo también la diò Dios… que NO sea un neófito (un ignorante o principiante) quien enseñe (1ª Timoteo 3:6). Pero si llevamos 40 años en el evangelio, no seamos NIÑOS de irnos a sentar otra vez a Kinder. El que entendió, entendió.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El amor versus el interés

El que inició la obra en tì… la terminarà.

El pecado de Cam.