Desnudos e inutilizados… no vamos a ninguna parte.
Hace muchos años nos enteramos
de un atraco a una reunión familiar de gran magnitud. Los ladrones tomaron una
decisión muy astuta, en el momento de ingresar armados a dicha reunión dieron
la orden a todos de desnudarse, dejaron a hombres y mujeres en ropas interiores
nada más. Ese, detalle dejó prácticamente inutilizados a los asistentes por la
vergüenza de estar semidesnudos delante de conocidos y desconocidos. Satanàs,
nos tienta con pecados ocultos que nos mantienen desnudos e inutilizados,
vivimos con una doble vida, pues tenemos miedo que las demás personas “descubran”
lo que hacemos en oculto, y entonces nos vean desnudos y nos inutilice delante
de todos. Con razón dijo Cristo: “Mirad que nadie os engañe”, ni siquiera
nosotros a nosotros mismos (Mateo 24:4); y el apóstol dijo: “En los postreros
tiempos, vendrán engañadores y burladores, andando en sus propias
concupiscencias” (2ª Pedro 3:3-12). El que entendió, entendió. ¡Lìbranos
Señor!.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa.
Comentarios
Publicar un comentario