Se supone era la Casa de Dios
Cristo enfurecido toma un
làtigo y expulsa a todos los mercaderes del atrio del templo, y les grita a los
fariseos, saduceos y escribas (a la crema y nata de la religiosidad): “Habèis
hecho de la Casa de mi Padre, que era casa de oración, una cueva de ladrones”
(Mateo 21:13). Hoy, dos mil años más adelante la situación NO ha cambiado
mucho, pues no solamente hemos convertido la Casa de oración en cueva de
ladrones sino en una CASA DE OPORTUNIDADES. Muchas personas nos desestiman
porque ya no asistimos a congregación alguna, pero ellas, incluyendo muchos
lìderes asisten con motivos o motivaciones falsas, como por ejemplo: obligados
por las circunstancias; vender sus productos; ir a conseguir pareja; pero los
que más tristeza causan y son los responsables del mayor daño son los que van a
buscar “sustento” como motivación. Preguntamos: ¿Acaso no es mejor alguien que
no asiste, pero que busca al Señor a solas; que busca agradar a Dios y servir
al pròjimo sin tantas buyas aún sin asistir a ningún lado? Bien dijo Cristo:
“Hacen todas esas obras para ser vistos por los hombres, ensanchan sus
filacterias, y extienden sus flecos sobre sus mantos” (Mateo 23:5). Cada día
toman más peso las palabras de Cristo: MIRAD QUE NADIE OS ENGAÑE, sabiendo que
el mundo YA está engañado, por lo què, lo que dijo… lo dijo para los que están dentro
de la congregación. El que entendió, entendió.
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa
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