Hartàtelo pues.
Cuando èramos niños y mamá nos
negaba algo de comer porque nos podía enfermar, a cuàntos de nosotros no nos
respondieron por estar neceando: ¡Hartàtelo pues, enfermate! ¿A què viene èste recuerdo?
Pues al hecho que Dios nos muestra en las escrituras que si NO recibimos en
nuestro corazón el sacrificio de su Hijo como suficiente pago por la deuda de
nuestros pecados, simplemente NO HEREDAREMOS EL REINO DE LOS CIELOS (Juan
3:16-19). ¿Por què? Por la simple razón que al NO creerle le hacemos pasar por
mentiroso, pues allí nos dice què: “Su promesa es que quien le reciba será
salvo, pero quien NO le reciba ya está condenado”. Asì, la necedad del hombre
le hace inclinarse al pecado, el Señor insiste y nos manda su Santo Espìritu
para que nos redargulla (Juan 16:8). Pero, nosotros nos inclinamos siempre al
mal; él vuelve e insiste en separarnos, pero cuando ve que alguien no quiere
enderezar sus caminos, entonces es cuando suena a mamá y dice: ¡Hartàtelo pues,
enfermate! Clamemos porque NO nos suceda... porque esa enfermedad es para
muerte eterna (Salmo 78:29).
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa
Comentarios
Publicar un comentario