Escudriñemos y aprenderemos bien (Parte tres)

 


Dios diò los lineamientos para el diezmo, y eran sobre el producto de la tierra NO sobre dinero tangible (Levìtico 27:30-31). Si Cristo se “atrevió” a ofrecerle el paraíso a un ladròn que no fue nunca a la sinagoga (que hoy sería una congregación, una iglesia de la religión organizada, o, una sinagoga). Si Cristo estaba consciente que ese ladròn NUNCA había diezmado ni lo harìa pues estaba a punto de morir, ¿quièn entre el liderazgo del día de hoy está por encima de Cristo para decirnos que si no diezmamos estamos bajo maldición; que si no diezmamos no entraremos al reino de los cielos; que si no diezmamos Dios no nos puede perdonar?. Preguntamos: ¿Metiò Cristo al cielo a un ladròn que no diezmò? ¿Si el dinero del diezmo es de Dios, pero Dios no recibe NUNCA un centavo de lo que se da en diezmos, quién se queda con el dinerol, quién es en realidad el ladròn? El apóstol Pedro le dijo a un tal Simòn de Samaria, cuando èste le ofreció dinero para tener los poderes de sanaciòn que vio en los apóstoles: “Tu dinero perezca contigo” (Hechos 8:20). Quien dijo: “El que ama los bienes de èste mundo (dinero) NO es digno de mì”. ¿Iba a poner el énfasis de la salvación y de la bendición precisamente en el dinero? ¿Estamos haciendo una campaña de NO compartir de lo que Dios nos da? ¡NO!.  Lo que queremos es averiguar la forma “correcta” de hacerlo, pues quien sabe hacer lo bueno y no lo hace… comete pecado, PERO la omisiòn también es pecado (Santiago 4:17). Continuarà.

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.  

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