Camino a Damasco… camino a Emaùs. (Parte uno)

 


 

Un perseguidor acèrrimo del cristianismo y de sus integrantes fue Saulo de Tarso de Cicilia (no Sicilia de Italia sino en territorio que hoy es Turquìa). Saulo era un fariseo educado a los pies de Gamaliel, uno de los maestros más entendidos en la Ley de Moisès en aquellos tiempos hace dos mil años, situaciòn que confirma el mismo apóstol en Hechos 22:3. Pues bien, un día, en su afán y odio hacia estos, nos dice la escritura que yendo a Damasco: “Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor” (Hechos 9:1)… Tuvo un ENCUENTRO con el Señor, quien le dijo: “Saulo, Saulo… por què me persigues” (Hechos 9:4). Sì, tarde o temprano todos nos vemos camino a Damasco estando en contra de Dios y lo establecido por él, pero en su misericordia él nos detiene en algún lugar del camino, y nos hace ver que quiere que caminemos con èl y no en contra de él. Saulo de Tarso no desperdiciò el momento y hasta le fue cambiado su nombre y su vida tomó otro giro. Todos vamos a camino a Damasco, pero, ¿nos dejaremos tocar por el Señor para ser cambiados y que nuestra vida tome otro giro?  Todos necesitamos tener ese ENCUENTRO con el Señor.

 

Señor: Danos un honesto celo por tu casa

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