Al ladròn hay que darle las llaves
Nunca, a quien tiene un
negocio, le falta un ladròn en medio del trabajo. Es más, la mayoría de
comerciantes (al menos aquí en nuestro país) piensan lo siguiente: “Si tu
negocio no da para que comàs y hasta para que te roben, entonces no tenès un
negocio”. Si alguien conocía èste
principio, el de darle las llaves al ladròn, era Cristo. Por eso elegiò a Judas
Iscariote para que le siguiera y le guardara la bolsa del dinero (Mateo 10:1-4
y Juan 12:6). La abuela nos decía: “Mijo, al ladròn hay que darle las llaves de
la caja, así sabès quien es el que te está robando”. El Señor nos ha dado
recursos materiales, a unos más que a otros, pero todos tenemos algo que
compartir. Un dicho popular reza: “No hay nadie tan rico que no necesite algo,
pero tampoco hay alguien tan pobre que no tenga algo que dar”. Si el Señor nos
ha dado cierta abundancia, no es para nuestros placeres, es porque sabe que
todos tenemos arraigado en el corazón el amor al dinero, en otras palabras,
sabe que somos capaces de robar, por eso nos dio las llaves de la abundancia…
no le robemos, compartamos (Mateo 25:31-46).
Señor: Danos un honesto celo
por tu casa
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