Ni al día siguiente, ni al año siguiente, ni al siglo siguiente.

 


 

Roma, año 70, un día después de la destrucción del templo de Jerusalèn. Un panorama desolador, fuego, humo, cenizas, y la ciudad vacìa pues todo judío y todo seguidor de Cristo han sido evacuados, lo que conocemos històricamente como la “gran Diàspora”. Analicemos por un momento entonces. Cuando usted se ubica en ese día: 1- Ya no está en Jerusalèn, de lo contrario estaría muerto. 2- En donde se encuentre tiene que permanecer escondido pues de lo contrario será un muerto más en la causa cristiana. 3- Un año después el panorama no ha cambiado, pues el imperio se ha establecido en la ciudad. 4- Un siglo después tampoco, pues el Imperio seguía con la misma tònica, prueba de ello es el hecho histórico que las únicas personas que “escondidas” permanecieron en Jerusalèn hacia el año 130, también son perseguidas y eliminadas (lo que conocemos como la revolución de Bar Kojba). 5- Doscientos años después el panorama tampoco ha cambiado, todo cristiano se ha desplazado a Europa y España. Y, es hasta el año 313 que el emperador Constantino se convierte al cristianismo que esas persecuciones se detienen. Así la historia se cumplió exactamente lo que Cristo le dijo a la Samaritana, la hora viene y ha llegado ya… que quien adore a Dios lo hará en cualquier lugar (Juan 4:23).

Señor: Danos un honesto celo por tu casa.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La obesidad espiritual.

El anticristo está entre nosotros.

Cuando Dios te tira al ruedo.