Todos necesitamos una intercesiòn.
Tenemos un conocido que nos contó lo siguiente: El Señor
nos ha dado el ministerio de interceder por las personas enfermas, y es muy
triste ver que hay momentos en los cuales tenemos que quitar de la lista a una
de ellas, pero no porque se sanò sino porque falleció. En el libro de los
Hebreos leemos lo siguiente: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a
los que por él (Cristo) se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por
ellos (nosotros)” (Hebreos 7:25). Cristo, no solamente murió y resucitò por
nosotros, sino subió a los cielos para INTERCEDER perpetuamente por nosotros.
Lo hemos mencionado en varias ocasiones, el ministerio de la intercesión es un
ministerio devaluado y minimizado por muchas personas (aún creyentes), pero es
un ministerio sagrado, tanto así que es el ministerio de nuestro Señor
Jesucristo en los cielos actualmente. No maximicemos a quienes están detrás de
un pùlpito, ni mucho menos minimicemos a quienes interceden en lo oculto de sus
habitaciones.
Señor: Danos un honesto celo por tu casa
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