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Ese engaño interesado

  Cristo inició su prèdica acerca de los tiempos del fin con la siguiente frase: “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24; Marcos 13 y Lucas 21). Entendamos algo de principio: “Les estaba hablando a creyentes, a los de aquèl tiempo y a nosotros… NO le estaba hablando al mundo”; segundo, hablaba por lo tanto de un “engaño religioso o espiritual NO de uno político”. Bajo esas premisas, ahora veamos cómo el engaño nos rodea y no nos damos ni cuenta. Escuchamos a un predicador decirnos desde el pùlpito: “En Cristo todo lo puedo”, y con èsta verdad a medias (luego explicamos), salimos el domingo a ver cómo compramos la casa nueva; el carro que tanto hemos deseado; la ropa que tan de moda está, y que, NO necesitamos, etc. Pero no salimos pensando, y esa es la otra mitad de la verdad (que nos ocultan), que cuando el apóstol declaró esa frase… acababa de enumerar sus cárceles, sus persecuciones, sus limitaciones y sus penas (Filipenses 4). NO estaba hablando en lo material sino en lo espiri...

Es duro.

  Hace unos días escuchamos, en una reunión, una conversación entre dos personas, la A le decía a la B, las personas no te escuchan cuando predicas el evangelio porque los asustas, eres muy duro para decir las cosas, y resultas metiéndoles miedo. La B, le respondió, es muy posible que esa hipótesis sea verdadera, pero también existe la posibilidad de otra, que sì es una teorìa: “La gente está tan acostumbrada a la mentira y a la vida suave, que NO está preparada para escuchar la verdad de una vida muy dura, que primero, YA estamos viviendo; y segundo, la peor que se avecina” (Mateo 24; Marcos 13 y Lucas 21 y la ira de Dios en Apocalipsis). Cristo, ese gentil, amable, noble y amoroso personaje que nos presenta la biblia como nuestro salvador les decía a los religiosos: “Hipòcritas”, preguntamos: ¿En dónde está su dulzura en esa VERDAD? (Mateo 23 completo). Juan el Bautista, quien había de preparar el camino para la venida del Cristo señalado antes, les decía a las MULTITUDES: “G...

Filo-Sofìa.

                                                                                                                   Filo-Sofìa: Amar la sabidurìa. Filosofar, entonces, lo podríamos definir còmo: “Examinar algo con la mayor sabiduría posible”. ¿Cuàntas veces nos hemos puesto a tratar de aprender o explicarnos algo acerca de algún tema, sin darnos cuenta que estamos filosofando? Y, sin embargo, el sabio rey Salomòn nos explica: “Mirè TO...

Ese penoso trabajo de conocer.

    Cuando uno está en una plàtica es muy comùn ver a dos personas una tratando de saber más que el otro acerca de un tema, no importa si se trata de política, deportes, religión, medicina u otro tema material o espiritual. Y, hasta hemos llegado a creernos, que al decir la última palabra en la discusión es porque tenemos toda la razón. ¡Què razón tuvo el sabio Salomòn cuando mencionò: “Este PENOSO trabajo diò Dios a los hombres… el conocimiento” (Eclesiastès 12:13). Nunca llegaremos a ser expertos en algo por mucho tiempo que le dediquemos, por la misma razón que nos diò el rey Salomòn: “¿Què es lo que fuè? Lo mismo que será. ¿Què es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará. Y concluye: ¿Hay algo de lo cuál se pueda decir, esto es nuevo?   Y la respuesta nos lleva al tiempo entre Gènesis 1:1 y 1:2… ¡Ya fue… en los siglos que nos precedieron! Otra u otras culturas; otra u otras humanidades; otros seres que existieron ANTES que nosotros ya hicieron lo que para nosotr...

Por menos de un punto.

    Toda organización tiene códigos, normas, reglas, estatutos que deben cumplirse, y, en instituciones de mucho prestigio, ese prestigio se lo han ganado por el hecho de ser inquebrantables con esos parámetros. Hace unos días platicamos con un magnìfico estudiante de una prestigiosa universidad, y nos contaba que por haber obtenido 89.85 de promedio en todas sus clases durante los cinco años de estudio NO pudo optar a prescindir de su examen privado, porque la norma es alcanzar los 90 puntos de promedio. Por .15, o sea, menos de un punto, no fue posible alcanzar la meta y por lo tanto NO opta al privilegio. La pregunta es: ¿Si una institución humana, falible y efìmera es tan rigurosa, entonces cómo esperamos que Dios que es infalible, eterno y santo, rompa sus parámetros puestos a sus santos para entrar al cielo? NO por gusto están escritos los capítulos bíblicos como el de gálatas 5 por ejemplo, en donde se nos explica lo que podemos y lo que no podemos ni debemos hacer....

Los veo todo el tiempo

    En la pelìcula “sexto sentido”, el niño Cole, interpretado por el actor Joel Osment, le dice a su psicólogo Malcolm, interpretado por Bruce Willis: “Tengo miedo, porque miro muertos que se creen estar vivos… todo el tiempo”. En el evangelio de Mateo 8, vemos una escena impactante de similares condiciones pero que son una realidad, Cristo está predicando y se le acerca un “escriba” (un religioso cuya misión era copiar los textos antiguos para preservar la historia y la cultura) que le declara a Cristo: “Maestro, te seguirè a donde quiera que vayas, sólo permìteme que primero vaya y entierre a mis muertos”, pero, resulta que todos sus parientes aún estaban vivos (Mateo 8:19). Es entonces cuando Cristo nos da un concepto que sólo por medio de la iluminación del Espìritu podemos entender: “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (verso 22). ¿Què estaba declarando Cristo? Que solamente él es el Camino, la Verdad y la Vida, y que quienes NO le reciben están muertos… au...

Se diò… o lo provocamos.

    Hay eventos y sucesos en la vida de todo ser humano que llegan a tocar la puerta, pero, hay otros que nosotros hacemos todo lo posible porque sucedan. A Job, los sucesos en la vida le llegaron, y eso, siendo un hombre justo y apreciado por Dios (Job 1:1-10). Pero hay otros que provocaron su ruina, ejemplos: Caìn, que matò premeditadamente a su hermano Abel… y resultó siendo aislado (Gènesis 4); Nabal, quien habiendo recibido favores de David, cuando fue su momento no tuvo gratitud… y quien perdió por eso su vida (1a. Samuel 25); y acaso el ejemplo más clásico, Judas, quien habiendo conocido y tratado personalmente a su Salvador, lo traicionò con todo conocimiento de causa… lo que le provocó la desesperación y muerte (Mateo 26). Los eventos en nuestras vidas como creyentes: ¿Se dan o los provocamos? Los resultados son los que hablan por nosotros, para que no tengamos que andar “justificándonos” delante de los demás.   Señor: Danos un honesto celo por tu casa.